Que la salida de humos esté siempre despejada y en buen estado puede ser sin duda fundamental para garantizar la seguridad de un hogar. Por ello, lo primero es revisar cada poco tiempo el estado en el que se encuentran los conductos de evacuación de gases, para que estos puedan cumplir su función de manera correcta cuando les toque hacerlo. Antes de intervenir, será preciso conocer la situación en la que se encuentran esas vías de escape, ver si hay obstrucciones, atascos o acumulación de sustancias.
Es básico que la salida de humos esté fabricada de manera perfecta y que esté situada como es debido en función de la ubicación de la caldera o calefacción. Las operaciones de mantenimiento serán esenciales para conservar su buen estado. Es más que aconsejable que estos conductos sean limpiados de manera concienzuda antes de cada otoño, tiempo en el que las chimeneas o las calderas van a tener su pico de uso. Habrá que acabar con la acumulación de suciedades, con los restos de hollín, con los posibles nidos de pájaros y con todos aquellos objetos o malezas que puedan dificultar la salida de los humos y gases.
Hay ocasiones en las que la caldera de gas o de gasoil puede llevar a cabo una mala combustión, y esto puede estar provocado por la falta de limpieza de los conductos; esto supone un gasto de energía totalmente remediable, un gasto que también acaba repercutiendo en el factor económico. Realizar una limpieza medida, reposada, escrupulosa y exhaustiva de los tubulares y de la caja de humos se antoja vital; hay limpiar el interior de la salida de humos sí o sí.
Por tanto, hay que tener muy claro que, si la salida de humos se atasca o se obstruye, se debe llevar a cabo un proceso de limpieza y de adecentamiento. Las calderas de humo tienen la tendencia de ir poco a poco acumulando toda clase de sustancias, de grasas y de polvos, componentes que no son difíciles de quitar de la carcasa, pero que precisan de una limpieza a fondo cuando se localizan en el interior; esta faena implica cortar el suministro eléctrico y cerrar la llave de gas de manera provisional para evitar más problemas agregados, de este modo se logrará un mejor funcionamiento en la caldera.
Es en invierno, también durante el otoño, cuando las calderas de gas trabajan a todo tren y llevan a cabo sus labores a un rendimiento pleno. Los modelos de calderas mixtos, que aportan un servicio en calefacción y otro en la generación de agua caliente, aumentan aún más su actividad en las estaciones con temperaturas más bajas. Es por ello por lo que resulta obligado llevar a cabo una limpieza al año de los componentes más básicos de la caldera, tomando especial atención en adecentar los conductos de salida de humos.
Estos trabajos de limpieza deben completarse como es debido; es decir, no basta con una limpieza superficial, por lo que incluso puede ser positivo recurrir a los servicios de profesionales (aunque esto conllevaría un gasto extra, claro está) o al servicio de mantenimiento de la compañía fabricante. Los trabajos de desatascos deben llevarse a cabo con minuciosidad, ya que servirán para mejorar el rendimiento de la caldera y para aumentar su vida útil.
Hay diferentes marcas y distintos modelos de caldera que avisan incluso a sus usuarios de que se están produciendo atascos en el sistema de salida de humos. Aparte de las labores de limpieza pertinentes que hemos comentado en líneas de más arriba, pueden ser necesarias otras medidas para mejorar la situación, ya que el nivel de gravedad de las obstrucciones puede variar. A veces la limpieza puede funcionar con un alambre que llegue a zonas dificultosas; incluso podríamos doblar ese alambre para que arrasara con suciedades y atascos. Otras situaciones más al límite podrían llegar a precisa la presencia de deshollinadores y expertos.
Prevenir las obstrucciones en el sistema de salida de gases y humos se antoja como imprescindible para no tener que actuar a posteriori. No obstante, existen algunos trucos para actuar en caso de atasco en los conductos de gas; introducir la manguera de la aspiradora en el sistema de salida puede ser una maniobra práctica y de mucha utilidad, ya que contribuirá al desatasco. Y es que, como no podía ser de otra manera, tener una respuesta acorde para las obstrucciones más complicadas será de agradecer.
Tampoco hay que olvidarse de los beneficios colaterales que derivan de dar fluidez a los conductos del gas y los humos. Estas faenas supondrán un ahorro de energía, evitarán riesgo de explosiones y de incendios, contribuirán a impedir que se establezca un clima con mayor propensión a las intoxicaciones y al envenenamiento con dióxido de carbono, se ajustarán a las normativas de sanidad, etc.