Conocer muy bien la caldera que se tenga instalada en la vivienda es fundamental para saber dar una respuesta adecuada a los contratiempos más usuales que pueden irse produciendo. Y es que hay situaciones que pueden manifestarse como incómodas o desconcertantes para el usuario, por lo que deberemos proceder con conocimiento de causa. Como no podía ser de otra forma, sabemos que la ayuda de los fontaneros y los profesionales siempre estará ahí en última instancia, pero también sabemos que no podemos estar llevando a cabo gastos constantes, sobre todo en problemas que tal vez no revistan de mayor gravedad que la reparación cotidiana del inquilino.
Encontrarse con problemas en la presión del agua de la caldera suele ser, por desgracia, algo bastantes común. Si la presión del agua baja, tenemos que tener claro cómo actuar. Lo más lógico es que la presión de la caldera cuando esté en frío y con la bomba en reposo se encuentre entre los 1,2 y los 1,5 bares; la presión subirá un poco cuando esté encendida la caldera y el agua salga caliente. Será el manómetro quien nos indicará la presión que posee la caldera.
Ojo, hay que tener cuidado si la presión del agua en la caldera es baja, este es un problema que se debe controlar y no dejar caer en la desidia. Y es que en este caso la caldera tenderá a bloquearse y a dejar de funcionar correctamente para que no aparezcan averías mayores (por fortuna, el sistema sabrá detenerse solo cuando llegue a los 0,5 bar). Por tanto, lo idóneo será tratar de intentar hacer subir la presión de la caldera, algo que lograremos siguiendo una serie de pautas que desarrollaremos más abajo.
Si hay problemas o averías por culpa de una baja presión en la carga de agua, notaremos cómo se producirá una especie de ruido al marchar el agua por las zonas del circuito y por la bomba de la caldera. Deberemos considerar que se está dando lugar una anomalía cuando la presión descienda de un bar, algo que ya quedará fuera de la normalidad. En este contexto será cuando habrá que llevar a cabo la apertura de la llave de llenado de la caldera, situada justo en su parte inferior; habrá que abrir con cuidado, de manera progresiva, poco a poco, y asegurándonos de que el movimientos se produce en el sentido contrario al de las agujas del reloj.
Llegado el momento en que la presión se vuelva a situar entre 1 y 1,5 bares, podremos cerrar de una vez la llave de llenado y disponernos a llevar a cabo otros menesteres. Lo siguiente será corroborar que, en efecto, la caldera vuelve a funcionar de manera adecuada; si el panorama se aclara siguiendo las pautas que hemos comentado anteriormente, estaremos de suerte, ya que será la hora de disfrutar de nuevo de las virtudes de una caldera en estado óptimo, con todas las ventajas que ello conlleva para la vida cotidiana en los meses otoñales e invernales.
Es importante actuar con determinación en el caso de que la presión del agua sea baja en la caldera, porque es una situación que puede remediarse sin necesidad de recurrir a expertos en la materia o a fontaneros especializados en el ámbito. Eso sí, si la presión sigue disminuyendo de una manera persistente e irremediable y si los remedios que hemos citado no surten efecto, lo más conveniente es contactar de inmediato con el instalador o con la compañía que suministra el gas; las fugas de agua por algunas de las zonas de la caldera pueden ser un problema más complejo y delicado.
Hay que estar muy pendientes de que la presión se baja, porque puede darse el caso de que no sean apreciables las fugas y de que no se sepa por dónde se va el agua. Mantener las presiones adecuadas siempre es un primer paso para que la situación no se descontrole, de ahí que sea tan importante realizar revisiones cada corto periodo de tiempo. Estas tareas de mantenimiento o de inspección rutinaria podrán ser llevadas a cabo por el propio usuario de la caldera.
También habrá que tener especial precaución al manipular la llave de llenado de no pasarnos con la presión. Deberíamos tener presente que la baja presión en el agua de la caldera es algo negativo, pero también lo es tener alta presión. Si la caldera rebasa los límites aconsejables para la presión, a la válvula de seguridad de la caldera no le quedará otra que empezar a liberar poco a poco presión. Es por eso por lo que tenemos que estar lo más encima posible del funcionamiento de nuestra caldera. Cuando llegue el frío nos alegraremos de tener este aparato en un perfecto estado y listo para funcionar a las mil maravillas.